jueves, 9 de diciembre de 2010

La Primera Navidad Blanca Con Mis Hijos



Este año voy a pasar la navidad en Aspen, Colorado, esquiando con mis adorados hijos.
Estoy muy ilusionada de verlos disfrutar de la nieve y practicando deportes al aire libre, en vez de que estén pegados a los aparatos tecnologicos. Es una lucha hacerles entender la importancia de socializar y de contemplar la naturaleza...pero ahí vamos, poco a poco.

Los niños crecen tan rápido y se van de nuestras manos en un abrir y cerrar de ojos. Por ello, es importante sacar tiempo para compartir con ellos, para conocerlos a fondo y para que en el proceso, ellos también aprendan a conocernos. Es la única forma de desarrollar una conección especial, un puente entre ambas generaciones....lo cuál es fundamental para cuando nos toque enfrentar los retos de la vida.

Ya les expliqué que una vacación como la que he planeado para ellos éste diciembre es un lujo, y que sólo es posible gracias al esfuerzo de mi trabajo todo el año. No quiero que crezcan pensando que se lo merecen todo. Me esfuerzo para que aprendan el valor del dinero, y para que entiendan que el sacrificio y la dedicación son siempre recompensados. Debo decir con mucho orgullo que este año los tres se han ganado ese viaje pues han sido muy aplicados en la escuela y respetuosos en la casa.
Usualmente pasamos las fiestas en Puerto Rico, pero este año quise hacer algo diferente. Va a ser la primera "Navidad Blanca" de mis hijos. Por eso estoy tan contenta.

Luego regresamos a casa en Miami para la Despedida de Año, y esperaremos juntos la llegada del 2011 llenos de positivismo y esperanza.

Gracias por acompañarme en el bello viaje de la vida.
A nombre mío y de mis hijos Julián,Adrián y Lara....
Les deseo una Felíz Navidad y que el próximo año sea aún mejor.

domingo, 24 de enero de 2010

Vive tu vida al Rojo Vivo

MCA

Enuentra acá el video de “Vive tu vida al Rojo Vivo”

Siempre supe que llegaría el momento en el que finalmente llevaría al papel el libro que durante años he estado escribiendo en mi mente.

Fue una noche del año 2007 cuando regresé del trabajo más tarde que de costumbre y descubrí tres bultos debajo de mis sábanas. Mis hijos, Julián, Adrián y Lara, se habían quedado dormidos, esperando mi llegada a casa. Esa noche apenas había espacio para mí en la cama, pero no me importó.

Hice un huequito y me acomodé, sintiéndome culpable por no haber llegado más temprano para compartir con ellos y disfrutando del bienestar que sólo siento cuando los tengo entre mis brazos.

Estaban profundamente dormidos y cuando levanté las sábanas para besarlos, me llevé el susto de mi vida. ¡Esos no eran mis hijos!

En vez de mis “bebés”, encontré a tres enormes niños que ocupaban prácticamente toda la cama. Con razón no había espacio para mí.

Después de unos instantes, que parecieron una eternidad, me di cuenta de que ni mis hijos habían sido secuestrados, ni yo estaba alucinando. Mis pequeños habían crecido de repente, en un abrir y cerrar de ojos, y yo no me había dado cuenta hasta ese momento. Sentí que la vida me estaba pasando por delante a la velocidad de un rayo. Mil emociones diferentes invadieron mi cuerpo, pero la principal fue miedo. Miedo de que si pestañeaba otra vez, mis hijos serían adolescentes. De que yo podría morirme, sin haberles enseñado tantas cosas. Miedo de lo inevitable: de que un día, muy pronto, cada uno se enfrentaría al mundo, solo, sin tenerme a su lado protegiéndolos incondicionalmente.

En ese momento, comprendí que era hora de abrirles los ojos, pero esa noche no pude cerrar los míos. Sentada en una esquinita de la cama comencé a escribir este libro, que espero sea leído por mis hijos como una brújula, para navegar seguros en el turbulento mar de la vida.

Son las lecciones que he aprendido durante toda mi vida. Espero que les provean dirección en los momentos difíciles. Este es mi legado, mi propia esencia. El libro que hubiera querido tener, cuando estaba creciendo. Ojalá les sirva como un escudo que los proteja del peligro y de sí mismos.

Me lo debo a mí y se lo debo a ellos, antes de su próxima metamorfosis.

Make Your Life Prime Time


I always knew there would come a time when I finally would put on paper a book I’d been writing in my mind for years.

That moment came one night in 2007, when I arrived home from work later than usual and discovered three lumps under my bed sheets. My children, Julian, Adrian and Lara, had fallen asleep in my bed, waiting for me to come home. There was less room for me in the bed that night, but I didn’t care. I squeezed in next to them, feeling guilty for not being there earlier to spend time with them and yearning for that feeling of wellbeing that comes only when I can pull them close.

They were sound asleep, and when I lowered the bed sheet to kiss them goodnight, I got the scare of my life: Those were not my kids!

Instead of my “babies,” I found three enormous children taking up practically the whole bed. No wonder there was hardly any room for me.

After a few moments that seemed like an eternity, I realized that my children had neither been kidnapped, nor was I hallucinating. My little ones had suddenly grown up, in the blink of an eye, and I had not fully realized it until that moment. I suddenly felt the sensation that life was passing me by at the speed of light. A thousand mixed emotions rushed through me, but the main one was fear—fear that I would blink again and they would be adolescents. That I would die without having taught them so many things. Fear of the inevitable—that one day soon, each one would go out into the world alone, without me by their side protecting them unconditionally.

At that moment, I knew it was time to open their eyes.
That night, I couldn’t close my own. Sitting on the corner of the bed, I began writing this book that I hope my children will use as a compass to safely navigate the turbulent sea of life.

It’s a guide of life lessons I have learned throughout my journey, and I hope it will offer them direction in tough times. This is my legacy—my very essence. May it serve as a shield that protects them from danger and from themselves.
I owe it to myself and to them—before their next metamorphosis.

martes, 12 de enero de 2010

Sahara



"Una de las veces que vole sobre Africa,me asome por la ventana del avion en el que viajaba y vi el Sahara por primera vez. Desde alla arriba parecia mas una pintura de Dali que un desierto. Me quede largo rato admirando sus dunas que parecian colinas derritiendose,maravillada antes las inusuales formaciones de su arena rosada ,preguntandome como seria verlo de cerca. Desee visitarlo un dia y por un instante ME VI alli abajo.

Nunca mas volvi a pensar en ese momento,hasta ahora,cuatro anos mas tarde. Estoy parada en medio el Sahara, sintiendome diminuta ante su inmensa belleza,mirando a un avion que vuela en un perfecto cielo azul. Parece un pajaro metalico, alejandose lentamente en la distancia. Me pregunto si desde una de sus ventanas alguien esta admirando este desierto, como lo hice yo.

Es increible como la vida da vueltas y como las cosas que visualizamos intensamente tienen la capacidad de convertirse en realidad.

"El desierto no es un espacio vacio. Para descubrir su magia hay que entrar en el a solas y en silencio. Solo entonces somos capaces de escuchar la serenata de sus arenas."

MC